Un café con Jordi Cotrina

4 03 2010

Jordi Cotrina durante la entrevista / Ana Gónzalez

 

No cabe duda de que el nombre de Jordi Cotrina goza de gran popularidad en nuestro país. Sin embargo, su rostro no es tan conocido. Y es que su trabajo le obliga a esconderlo detrás de las cámaras. Pero, entre risas, nos confiesa que es en ese lugar donde se siente más cómodo e, incluso, reconoce que siente cierto respeto al ponerse delante de nuestro objetivo. Un lugar al que, como él mismo admite, quizás ha llegado por azar. Por casualidad o no, lo cierto es que Jordi Cotrina es una de esas personas que tiene la suerte de dedicarse a su mayor afición: la fotografía. 

Sus inicios en este mundo se remontan a su adolescencia, cuando descubrió la cámara de su padre y empezó a fotografiar partidos de tenis, deporte que él mismo practicaba. Poco a poco, se fue labrando un camino en el ámbito de la fotografía deportiva, que finalmente le condujo a las puertas de algunos de los diarios más reconocidos de nuestro país, como El Mundo Deportivo, La Vanguardia o El Periódico, donde ejerce desde 1998. Unas puertas que le dieron paso a convertirse en la sombra del FC Barcelona, retratando épocas como la del Dream Team. E incluso le permitieron fotografiar en cuatro ocasiones lo que él mismo define como el punto más álgido de cualquier evento deportivo: los Juegos Olímpicos. Pero su historia no acaba aquí. Con miles de fotografías tomadas, Cotrina todavía tiene muchos sueños que cumplir y planes de futuro. En esta entrevista, además, nos desvelará cómo se las arregla para congelar el momento decisivo, reflexionará sobre la ética del fotógrafo y hará una valoración de la profesión. 

En definitiva, os invitamos a que visitéis nuestro blog en los próximos días para conocer algunas pinceladas de la vida profesional de Jordi Cotrina.  

 Mireia Sánchez





Entrevista a Jordi Cotrina: sus inicios

4 03 2010

«Lo mío con la fotografía surgió de una manera natural, por casualidad»

¿Cuándo y por qué decides dedicarte a la fotografía?

Yo jugaba al tenis de pequeño y mi padre tenía una cámara. Circunstancialmente, me gustaba jugar con ella y me acercaba a las pistas para hacer alguna foto y practicar. No recuerdo por qué, pero siempre he tenido curiosidad por comprar revistas de tenis extranjeras y me fijaba en las fotografías. E incluso reconocía las fotografías por los fotógrafos. Esos fueron mis primeros contactos.

Y, ¿cuáles fueron tus primeros pasos en la profesión?

Nosotros vivíamos en Madrid, pero cuando tenía 18 años volvimos a Barcelona y conseguí llevar la corresponsalía de una revista de tenis de Madrid, de torneos infantiles y regionales. Los fines de semana me dedicaba a ir a un torneo, hacer un par de fotos, revelarlas en casa… Luego, enviaba una nota con la descripción del partido y entonces la publicaba.

Pero, ¿todo lo aprendiste sobre la marcha?

Sí. En este caso he sido autodidacta, pero creo que es mejor formarse técnicamente. Pero lo mío surgió de una manera natural, por casualidad. Mis primeros contactos fueron una puerta importantísima porque, de pronto, me permitieron hacer fotografías con un cierto sentido, con un motivo. Y poco a poco, derivas a colaborar con un medio un poco más conocido, con un diario…

Empezaste con deportes y desde entonces te has dedicado al mismo ámbito

Exacto. Empecé con el tenis y más tarde fui haciendo otras disciplinas, pero siempre me he movido en el ámbito deportivo.

Y, ¿nunca has hecho fotografías de otros tipos?

Como hace todo el mundo: con los amiguetes, en las cenas, en los viajes…  Pero nunca han servido para publicarse. Alguna vez también he tenido que hacer fotografías y entrevistas que se salen del mundo del deporte, pero han sido casos puntuales.